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viernes, 18 de mayo de 2012

Más A y B


Hoy, son los muertos, muertos clase A y muertos clase B. La acción discriminatoria del Gobierno nuevamente queda en evidencia, pero hoy en forma más dolorosa.

La permanente presión que ejerce Lucía Topolansky, que aparenta seguir "luciendo" su triste alias de la guerrilla, como La Tronca, haciendo de punta de lanza de los grupos radicales "familiares de detenidos desaparecidos", hizo torcer la decisión del Comandante Pedro Aguerre, con el respaldo del Ministro de Defensa, de autorizar a que los militares asistieran como militares, uniformados, al acto de homenaje a los cuatro soldados, Saúl Correa, Osiris Núñez, Gaudencio Núñez y Ramón Jesús Ferreira, asesinados cobardemente por el comando tupamaro integrado por Adolfo Wassen Alaniz, "Nepo" (supervisor del atentado), Aurelio Sergio Fernández Pena "Luis" y Silvio López "Roberto" (aportan la camioneta robada para los traslados), Carlos Lizcano Fleitas "Aníbal", Washington Norberto Vázquez Clavijo "Pancho", Carlos Raúl Sánchez Pérez "Zacarías", Esteban Jorge Pereira Mena "Alejandro", Ricardo Perdomo Perdomo y Wáshington Norberto Vázquez Clavijo (los tres últimos encargados de la ejecución).

El militar, según las normas que regulan su presencia pública,  deberá usar con honor y orgullo su uniforme en todo momento. ¿Como es posible que por presión de Topolansky (o en este caso La Tronca) el Presidente de la República desautorizara a su Ministro de Defensa y al Comandante Aguerre, prohibiendo que los militares concurran al acto con uniforme militar?

Lo que sí está muy, pero muy mal, es que el Comandante General de las Fuerzas Armadas, luzca un uniforme de otro País, como lo hiciera hace poco en Venezuela.

Esta señora marca nuevamente el criterio totalitario fascista de agrupar a los ciudadanos según sus inclinaciones políticas o filosóficas o peor aún, partidarios de la turba que intentara, con las armas, derrocar un gobierno democráticamente elegido y pisotear sus instituciones y los que defienden la Constitución y las Instituciones democráticas y aún más horroroso que se ensaña con los muertos.

Y a esta altura conviene recordar a muchos desmemoriados, que el 18 de mayo de 1972, día de estos asesinatos, nuestro País tenía un Gobierno legítimamente constituido y que las Medidas Prontas de Seguridad que regían, habían sido votadas por el Parlamento Nacional elegido en elecciones libres y democráticas, justamente para defender las instituciones del embate de la guerrilla. También recordarles que la dictadura aplaudida por la izquierda se impuso en nuestro País el 27 de junio de 1973.

Sí, lamentablemente hoy nuevamente, constatamos que tenemos muertos clase A (los Tupas y compañía) y muertos clase B (los que murieron defendiendo la Constitución, la Democracia y el Estado de Derecho).

Es un día de homenaje a cuatro soldados que murieron acribillados por los aliados de La Tronca, sin que tuvieran la mínima posibilidad de defensa, puesto que cuando recibieron las ráfagas fatales estaban guarecidos de la torrencial lluvia en su jeep, frente al domicilio del Comandante que custodiaban y posiblemente ni se enteraron de la llegada de la muerte.

Es un día de homenaje a cuatro soldados, pero también un día de congoja, por comprobar nuevamente la torcida mentalidad de nuestros gobernantes que se atreven a discriminar hasta los muertos.

De todas formas, es de destacar que en su discurso el Comandante Aguerre, único orador en el acto, escueto, cauto y conciliador expresó su disposición de "extender puentes" para una verdadera reconciliación entre los Orientales, en franca oposición a la postura siempre crispada de algunos personeros del gobierno y los grupos radicales asociados en la venganza, liderados por Topolansky.

Que nuestros muertos, sean del bando que sean, descansen en paz y que algún día, la paz también, pueda iluminar los oscuros corazones de las Troncas, los Nepo, los Luis, los Roberto, los Anibal, los Pancho, los Alejandro, los Zacarías...

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