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martes, 19 de abril de 2011

Al rescate de los Símbolos Patrios

Nuestra historia se ha tejido con lucha y dolor, con prohombres que dieron todo de sí para construir esta Patria y dejarnos su legado y un compromiso de ampararla.

Artigas, Lavalleja, Oribe, Rivera y muchos anónimos paisanos regaron los campos de nuestra tierra con su sangre generosa en pos de las libertades que hoy gozamos.

Siendo el vículo indisoluble que nos une a ellos, la historia y los Símbolos Patrios, que se fueron acuñando día a día de sacrificios contínuos.

Un pueblo se vincula con su pasado, y siente como propia su historia, cuando se mantienen vivos los verdaderos lazos con los orígenes y se cultiva permanentemente el respeto y la inmaculada presencia de historia y símbolos, como muestra viva de nuestra libertad y vigencia de valores. Su pérdida nos lleva a un país sin historia, que se condena a desembocar en la anarquía.

El artículo 3º del Decreto de fecha 18/02/1952, establece textualmente:
"Los Símbolos Nacionales son atributos exclusivos del Estado y el uso de los mismos por particulares, estará condicionado a la autorización general o especial que se conceda y al cumplimiento estricto de las normas vigentes y de la reproducción fiel de aquellos."
Mientras que en el 4º se establece: "El Museo Histórico del Uruguay conservará un patrón de cada uno de los símbolos indicados y su reproducción no podrá hacerse sin respetar aquellos en sus dibujos, colores, textos y proporciones.

Este mismo decreto establece la gradación de jerarquía, precedencia y respeto de los mismos ordenándolos como sigue: 1) El Pabellón Nacional, 2) El Escudo de Armas del Estado, 3) El Himno Nacional, 4) La Bandera de Artigas, 5) La Bandera del los Treinta y Tres, 6) La Escarapela Nacional.

Además se especifican pormenorizadamente las partes constitutivas, símbolos, colores, dimensiones, formas de presentación y uso. Particulamente sobre el Himno Nacional, origen de su música y letra.

Lo anterior nos acerca un poco a la importancia de nuestros Símbolos Patrios y el respeto que les debemos.

En los últimos tiempos asistimos a un verdadero escamoteo en cuanto a su uso y respeto, pero no solamente a los Símbolos principales enunciados, sino que también a otros símbolos que también nos identifican con la Patria.

Veamos:
El Pabellón Nacional, lo hemos visto compartiendo un paño, por mitades, con banderas sindicales o de partidos políticos, o atravesada por leyendas alejadas totalmente del respeto que le debemos.
También "luciendo" como atuendo de una paisana en algún desfile gaucho, aunque aquí podríamos decir, que fuera de protocolo, se acerca a una unión de Patria y raices.

En el juramento que prestamos el 19 de Junio de cada año, de honrar la Patria y consagrarnos a su guarda y defensa, lo hacemos aceptando que la Nación está simbolizada por el Pabellón Nacional y ante él juramos tal fidelidad explicitando y aceptando su amparo.

En el decreto citado más arriba, también se establecen las condiciones de uso de cada símbolo y para el Pabellón Nacional establece la unción y respeto al izarlo y al arriarlo, al extremo que el arriado tiene un significado simbólico muy importante -se desciende nuestra Soberanía- por lo que quien lo realiza debe ser uruguayo, nunca un extranjero,  en definitiva dejando muy claro que es un Símbolo Patrio y como tal debemos tenerle el respeto debido y no blandirlo como un trapo o estandarte carnavalezco.

Esta unción y respeto, lo veíamos desde los primeros años escolares, cuando la directora concedía el honor de portar el Pabellón Nacional al alumno que reuniera las mejores condiciones de aplicabilidad al estudio demostradas con las mejores calificaciones y conducta intachable. ¡Duro será su trabajo hoy cuando se privilegia solamente la asistencia con un exagerado límite de faltas, siendo la conducta y los resultados curriculares dejados de lado!

El Escudo siempre era lucido con orgullo en el atril, frente al cual las autoridades de gobierno emitían sus comunicados  y comparecencias oficiales. Hoy vemos un deslucido sol "naciente" (o en el ocaso), a sus espaldas, pretendiendo sustituirlo.

El Himno Nacional es el aprobado por los decretos del 8 de julio de 1833, 12 de julio de 1845, 25 de julio de 1848 y 26 de julio de 1848, más disposiciones concordantes e instrumentación aprobada por resolución del 20 de mayo de 1938. El autor de la letra del Himno Nacional es D. Francisco Acuña de Figueroa, mientras que la música fue compuesta por D. Fernando Quijano. Posteriormente, se hicieron adecuaciones de instrumentación musical a cargo del maestro Gerardo Grasso y el maestro Benone Calcavecchia.

El artículo 22 establece: "Los particulares podrán utilizar el Himno: a) En toda ceremonia privada que esté de acuerdo con la importancia y seriedad del símbolo. b) En toda oportunidd que se denote respeto y subordinación al mismo.

Hoy, hasta lo hemos escuchado con ritmo de murga.

La Bandera de Artigas, deberá izarse a la izquierda del Pabellón Nacional, cuando se enarbolen ambas, o a su derecha cuando se enarbolen junto con la de Los Treinta y Tres, ocupando ésta la izquierda.

Es triste recordar que la Bandera de los Treinta y Tres fué mansillada, al ser hurtada por un grupo terrorista subersivo y que nunca fué devuelta.

Los Símbolos Patrios que aparentemente no han sufrido iniquidades, son las escarapelas: La que luce los colores del Pabellón Nacional es de uso libre, la que se distingue con los colores de la Bandera de
Artigas es de uso restringido a las Fueras Armadas y la que lleva los colores de la Bandera de los Treinta y Tres es de uso de las Fuerzas Policiales.

Pero aquí no terminan los atropellos que atentan contra nuestra identidad y apego a la Patria.

Hace un par de años se pretendió trasladar los restos del Gral. Artigas a un encierro en el Palacio Estevez y destruir el Mausoleo, ámbito de accceso público que junto al principal monumento que lo representa en el País, ocupan el centro de la Plaza Independencia.

No se hizo por el rechazo generlizado del pueblo, aunque hoy vemos como se ha cambiado su efigie en las monedas, sustituyéndolo por animales.

Se ha insinuado en varias oportunidades una "unificación" de las fechas patrias. Casi como para borrar definitivamente un enlace intimo con nuestra historia y los hechos fundamentales que jalonaron la creación de nuestra Patria.

A pesar de los muchos problemas que enfrentamos diariamente, nunca deberemos desapegarnos de nuestro amor por nuestra Patria y los Símbolos que la representan y debería ser un fin primordial en la educación de nuestros niños y adolecentes su respeto y de las autoridades, actuar en consecuencia.

Pero no solamente la educación y las autoridades de gobierno deben velar por la permanencia impoluta de los mismos, sino que cada ciudadano debe tener conciencia plena de los valores que representan y mantener ante ellos la unción y respeto que merecen. Obrando así, con más orgullo y fuerza entonaremos: "Orientales la Patria o la tumba, libertad o con gloria morir"

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