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jueves, 10 de mayo de 2012

De culebras, prepos y obsecuencias


En los últimos días, hemos tenido lamentables declaraciones públicas del Presidente de la República, que confirman una vez más su mal carácter, que sinceramente, atenta contra la Institución Presidencia de la República.

Es una pésima costumbre del señor Mujica, agredir verbalmente a cualquier ciudadano que no esté de acuerdo con la política de gobierno o periodista que le haga alguna pregunta que no le guste o no quiera contestar, porque sería reconocer las malas decisiones propias o de su equipo. Aunque, señor Presidente, de los errores propios se aprende mucho.

Creo que no es necesario recordar más que algunas de los últimos días, para tener una clara visión de la intolerancia de su parte y de varios de sus correligionarios, que siempre están atentos para sacarle las castañas del fuego, aduciendo mala interpretación de la prensa, que se encarga de tergiversar sus dichos.

Pero no hay tergiversación ni conceptos fuera de contexto, al Presidente le basta avistar una cámara y un micrófono para despacharse, cuando no con chabacanerías, con agresiones, que aparentan ser sus únicas formas de dirigirse a la ciudadanía, por esos medios, sea en encuentros casuales o programados con los movileros de los distintos canales, conferencias de prensa o programas a los que fuere invitado.

En estos últimos días el tema central ha sido la vinculación con la República Argentina, que calificamos de pésima, por la forma de llevarla adelante, como por los resultados.  

Luego de acusar a la prensa por tergiversar las noticias, las emprende contra los integrantes de los partidos de oposición, negándoles el derecho a la crítica, al control e información de los actos de gobierno, e incluso intentando quitarles autoridad moral, para consultar sobre las trabas argentinas para el dragado del Canal Martín García, despachándose con un "están desesperados por ocupar el sillón del gobierno".

Esa expresión me recuerda cuando el señor Mujica dijo, que con tal de ganar el gobierno estaba dispuesto a abrazarse con cualquier culebra.

Parece que está un poco olvidadizo, quizá los años... 

Pero lo que llama más la atención es la agresividad que demuestra hacia adentro del País con sus conciudadanos, oponiéndose a una práctica tan democrática como es que la oposición controle y se informe sobre los actos de gobierno. Pero no solamente con los integrantes de los partidos de la oposición y la prensa, hace pocos días terminó abruptamente una conferencia de prensa, luego de sus características groserías dirigidas a una señora presente, que le hizo alguna pregunta que no era de su agrado.

La prepotencia con que trata a sus conciudadanos, contrasta con la obsecuencia que emplea en las relaciones con el gobierno argentino.

El señor Mujica, en primer lugar, debería pensar que es el Presidente de todos los Orientales y que debe respetarnos y representarnos con más dignidad, reconocer las tremendas falencias de su gobierno, tanto en relaciones internacionales, como en seguridad, educación y salud, por citar solo algunas áreas.

Además, como el estaba dispuesto a abrazarse con cualquier culebra para acceder al gobierno, no tiene la suficiente autoridad moral para dirigirse a sus opositores en los términos que lo hace.

Debe considerar también, que no solo los dirigentes están apurados por llegar al gobierno, además si se embarcaron en la carrera política, por una loable vocación de servicios, es lógico que para cumplirla deberán acceder al gobierno, sino que una gran cantidad de conciudadanos, quizá bastante mayor a la mitad de la población, también así lo desea.

También tendría que recordar cuando era oposición, como su conglomerado de partidos, sistemáticamente se oponía a todo, hacía recolecciones de firmas y plebiscitos o referendos por cualquier cosa, en procura siempre de hacer lo que usted llama "ponerle palos en la rueda al gobierno". Recuerde: plebiscito contra las privatizaciones, antes no les servían, ahora sí, en los gobiernos frenteamplistas ¿cuántas se hicieron?, también dos por la Ley de Caducidad y como el resultado no fue del agrado de sus correligionarios, por Ley la derogaron, pasando por encima de la soberanía. Pero no vale la pena seguir con estos recuerdos, porque usted los tendrá muy presentes a todos.

Por lo tanto señor Mujica, sería muy bueno para un mejor relacionamiento entre los uruguayos, de distintas filiaciones políticas y también para evitarse usted algún quebranto de salud, que moderara su mal carácter y tomara los acontecimientos con más calma, como lo haría un buen estadista.

Un poco de moderación, reconocer las propias falencias y las de su equipo, y permitir a la oposición que realice su trabajo en libertad y dentro de lo preceptuado por la Constitución de la República, quizá le asegure un mejor pasar, aunque no mejore mucho su gobierno.

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