Vistas de página en total

jueves, 26 de mayo de 2022

El mundo hoy… y nosotros

La prestigiosa revista británica The Economist alerta sobre la fragilidad en que se sustenta nuestro mundo hoy, nos plantea un combo de verdadera catástrofe mundial, donde tendrá preponderancia la hambruna que afectará a varios cientos de millones de coterráneos que perecerán en condiciones infrahumanas por la imposibilidad de acceso a alimentos.

La conjunción de factores apunta a una verdadera catástrofe, que opacará las consecuencias que la pandemia del Covid 19 esparció por el planeta. Una verdadera alerta para que realmente pongamos nuestros pies sobre la tierra y pensemos en soluciones, despojándonos totalmente de ideologías, corrientes conspiranóicas y aspiraciones grupales, pensando únicamente que enfrentar los problemas muy unidos es la única forma de atenuar las adversidades que nos amenazan.

Conflicto bélico, sequía, escasez de fertilizantes, bloqueos marítimos y restricciones comerciales son algunos de los componentes de este, como lo define The Economist, “combo mortal”.

Por tener las mejores tierras de sembradío y un clima ideal para el cultivo de granos, se pueden destacar algunas zonas del planeta como componentes del “granero del mundo”. Por lo menos tres de los más grandes están atravesando distintas crisis:

1)    Europa del Este con una cruenta guerra sobre un territorio (Ucrania) agrícola-industrial por excelencia, en el cual se produce importantes porcentajes de granos  (entre el 12% y el 20%)  y el 50% de aceite de girasol a nivel mundial. Rusia, el país agresor, también produce un enorme porcentaje de granos y en contramedida por las sanciones recibidas en razón de su responsabilidad en la guerra, ha restringido o casi anulado sus exportaciones de alimentos. Además Rusia ha destruido graneros, sembradíos, confiscado producciones y bloqueado los puertos de Ucrania sobre los mares Negro y Azov, impidiendo la salida de sus exportaciones.

2)    El cono sur de América, principalmente los países que componen el Mercosur, todos productores de granos, pero atravesando un momento complicado. Los fertilizantes históricamente fueron abastecidos por Rusia, hoy suspendidos, implicaron escases y encarecimiento. Sequías en momentos claves de la producción. Problemas domésticos y/o políticos. Argentina ha suspendido sus exportaciones, además de atravesar una situación económico-financiera desesperante, con una inflación totalmente descontrolada, su moneda depreciada al extremo y decisiones políticas contradictorias donde prima el proteccionismo que la aparta del mundo de los negocios y un desproporcionado asistencialismo interno que erosiona más su economía. Brasil con su principal granero en los estados del sur, con un elevadísimo porcentaje exportable, que al no llegar al resto del inmenso país, la importación para suplirlos,  pero de otros países, inclina su balanza negativamente. Paraguay y Uruguay por su pequeñez a nivel mundial resultan irrelevantes, aunque debemos destacar que en materia de trigo, Uruguay mantiene una dependencia importante de Argentina, que por su proteccionismo ha complejizado más la importación.

3)    Finalmente India, ha paralizado sus exportaciones de granos, en virtud de una actitud de protección frente a posibles consecuencias del conflicto bélico.

Además del tema específico de los alimentos, se debe sumar el problema de los combustibles encarecidos como consecuencia de la guerra en Ucrania, considerando que Rusia es uno de los principales productores de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón). A esta altura de la guerra y como contramedida por las sanciones de OTAN, Unión Europea y varios países ajenos a estos grupos, Rusia ha suspendido el suministro de gas a varios países de Europa, obligándolos a procurar otras fuentes o proveedores con los consiguientes encarecimientos por aumento de demanda y disminución de oferta.

Por otra parte estos países europeos dependieron históricamente de la importación de combustibles rusos, creando una dependencia estratégica en beneficio del exportador.

Resumiendo este estado de cosas llevará incontrastablemente a que muchas zonas del  mundo queden impedidas de obtener alimentos por escases y encarecimiento.

Ucrania, en tiempos de paz, producía alimentos para cuatrocientos millones de personas, hoy no están disponibles; esos cuatrocientos millones de personas tendrán que buscarlos en otros lugares y donde los encuentren serán mucho más costosos por lo que estresará su economía. Un solo ejemplo, un solo eslabón de una cadena que llevará hambrunas y conflictos.

Con este panorama, nos preguntamos: ¿Podemos seguir embretados en conflictos domésticos, grupales, paralizando industrias, puertos, encareciendo más nuestros productos y dificultándonos más la obtención de insumos imprescindibles para una vida digna?

Soy consciente que serán pocos quienes llegarán a leer esta nota completa, la mayoría no pasará del título y seguirá mirando el árbol impedido de ver el bosque, obsesionado por SU lucha por SUS derechos, desechando olímpicamente SUS OBLIGACIONES y culpando al Gobierno por todos los males.

También se argumentará que hubo otras guerras y no nos afectaron, cuestionando el por qué en esta podemos ser perjudicados.

Se podrá argumentar que son especulaciones y que lo que ocurre del otro lado de la tierra no nos afectará, pero todo eso, en el mundo globalizado en que vivimos, son simplemente argumentos sin ningún asidero y solo servirán para tratar de ocultarnos una verdad que nos puede estar golpeando en cualquier momento. Tal como intentar tapar el sol con un dedo.

Es tiempo de reflexión para políticos, sindicalistas, formadores de opinión, periodistas y también para “Don José y Doña María”, terminar con conflictos menores y tratar de ubicarnos en un mundo en el que realmente estamos inmersos.


miércoles, 18 de mayo de 2022

PA’ QUE RINDA

 Un nuevo paquete de medidas “focalizadas en sectores más vulnerables”,  para que “el dinero en el bolsillo de los uruguayos rinda más”.  Todo esto focalizado en quienes dependen de prestaciones del MIDES. También se les rebajará el costo de la recarga de sus garrafas de supergas a la mitad del precio normal.

Algo notorio y desconcertante es que algunas medidas antedichas, para los más vulnerables, se otorgan a través de la plataforma TuApp, que requiere un teléfono inteligente, cuyo valor es bastante elevado. Bueno, será que para los beneficiarios del MIDES  son accesibles.

Por otro lado UTE, también para el mismo sector de la población anunció rebajas de entre el 80% y 90% en sus facturas de energía eléctrica.

También UTE publicita, ante cuanto micrófono o cámara le quede a mano una campaña de descuentos de algo más de $ 2.000,00 en las facturas de quienes compren determinados electrodomésticos (todos de importantes costos).

Pero, ¿esto es todo? Parece que efectivamente es así. Solo para quienes dependen del MIDES y para la clase alta que puede acceder a costosos electrodomésticos

O sea que el resto de la población mira y espera. ¿Hasta cuándo podrá esperar? 

Nos referimos fundamentalmente a quienes contribuyeron durante por lo menos la mitad de su vida al BPS, para terminar con una jubilación de unos dieciséis mil y pocos pesos. En esto concluimos haber hecho el peor negocio de la vida, haber contribuido con ese monstruo burocrático que distribuye miserias a una enorme porción de viejos, o si prefieren “suavizar” la terminología, a la mayoría de quienes “disfrutan” de su tercera edad o de su adultez mayor.

Pero sin importar la terminología, la verdad que todos los gobernantes, TODOS, se han olvidado de que estas personas también son ciudadanos de Uruguay y merecen una vejez un poco más digna.

Nos preguntamos para qué votamos dirigentes que nos representen en el directorio del BPS, si no son capaces de incidir efectivamente para cambiar esta situación tan lamentable. Quizá cuando acceden a ese sillón y comienzan a cobrar suculentos sueldos olvidan que también ellos ya son viejos.

Pero no carguemos la tinta sobre esos ancianos privilegiados, sería de orden ir más arriba, a quienes decretan o legislan, que esos sí son los verdaderos responsables del olvido en que han sumido a la ancianidad uruguaya.

Cuando trabajamos, aportamos sobre los aguinaldos que nuestros empleadores nos abonaron, pero ya jubilados no tenemos derecho a ningún aguinaldo, a veces nos agregan en diciembre una “canasta”, unos pocos pesos para hacernos las fiestas, jaja!!, cuando los funcionarios públicos tienen dos y algunos más (felicidades a ellos).

Ante todo este panorama pensamos que como cuando trabajábamos pudimos comprarnos un Nokia o un Motorola (nada inteligentes) y con las magras jubilaciones nos ha sido imposible acceder a uno moderno, no tenemos derecho a ninguna NuestraApp para que nos tiren con algún aumentito, aunque sea para pagar el costo del uso de esa modernidad.

Quizá mucho de lo anterior destila algo de sarcasmo, pero fue solo la forma, el contenido lamentablemente refleja la triste realidad de centenas de miles de jubilados condenados a durar, porque ni siquiera sobreviven.

 


lunes, 16 de mayo de 2022

Crisis portuaria

 Quienes son los culpables???

Hay cosas difíciles de entender que nos obliga a buscar respuestas, muchas veces también difíciles de que sean claras o que según las fuentes esas respuestas sean contradictorias.

Un tema con tantas versiones, por más que lo analicemos, siempre nos toparemos con posiciones encontradas y muchas veces radicalizadas, que dificultan más una comprensión acabada.

El principal puerto del País vive momentos complicados, que puertas afuera produce muy graves consecuencias, tanto económicas como sociales. Puertas afuera del puerto y puertas afuera del País.

Quizá lo mejor es hacer un poco de historia basado en documentos, que realmente son pocos los que han visto la luz pública, pero de todas formas serán una guía para que se pueda entender algo de esas complejidades.

Esto empieza a comienzos del presente siglo. Precisamente el 25/04/2001 por Decreto 137/001 el Gobierno dispone la creación de una terminal de contenedores, para lo que se crearía una sociedad entre la Administración Nacional de Puertos (ANP) y capitales privados, lo que da nacimiento a Terminal Cuenca del Plata S.A. (TCP).

Pero tangamos en cuenta, que desde el año 2000, Montecon ya operaba las áreas públicas del puerto.

Convengamos que en buenas medidas convivían sin mayores contratiempos ambas compañías, en sus respectivas actividades.

Pero en el año 2008 empiezan los problemas. El gobierno convoca a una licitación pública para construir una segunda terminal de contenedores, a la que se presentan cuatro compañías, Katoen Natie (socia mayoritaria en TCP), ICTSI, Adantir y Montecon.

Se procede a la apertura de ofertas de acuerdo al orden de llegada (la última presentada era la de Montecom). Antes de abrir el sobre con su propuesta, Montecon pide el retiro de una carpeta incluida por error en el sobre.

En ese estado de cosas, ICTSI exige la apertura de esa carpeta, descubriéndose que en el sobre se presentaban dos propuestas pretendiendo retirar la que dejaba en desventaja a Montecon.

Lo que trae como consecuencia la descalificación de esa empresa, quedando como ganadora Adantir. Pero surge otra sorpresa, quien quedaba como ganadora de la licitación resultó ser de los mismos dueños de Montecon, por lo que también fue descalificada. Finalmente la Administración resuelve conceder un espacio a Katoen Natie y dos a ICTSI.

Cuántos líos!!! Seguramente muchos dólares en juego. Pero los líos no terminaron, pues al año siguiente la ANP decide dejar sin efecto la licitación y Montecon sigue usufructuando de los espacios públicos del Puerto de Montevideo, incluso, aparentemente, pagando un canon inferior al que pagarían las otras empresas.

De hecho Montecon montó su terminal de contenedores contradiciendo el decreto 183/94 que regulaba la operativa de los contenedores en las áreas públicas del puerto. Aparentemente, esta compañía tenía permiso por tres meses para realizar su operativa, que a pesar de nunca haberse renovado tal permiso (por lo menos no se han mostrado públicamente los papeles) siguió con la misma indefinidamente.

Parece que los problemas serios empiezan en el año 2020, cuando TCP confirma amenazas por parte del accionista mayoritario (Katoen Natie) a los gobiernos saliente y entrante, con solicitar un arbitraje (demanda internacional) de montos multimillonarios por los perjuicios que le causaron con la presencia “ilegal” de Montecon.

El gobierno entrante llega a un acuerdo con la empresa demandante, ésta realizará ampliaciones con más playas de contenedores y dejará sin efecto el tema de arbitrajes y el Estado aplicará la legislación vigente.

Con esto Montecon, vuelve a su situación inicial (aunque parece que el permiso de tres meses concedidos sigue sin renovar), pierde el movimiento de contenedores y por ende su capacidad de negocios y merma de ingresos, amenazando con despidos y rebajas de sueldos a sus operarios.

Por todo esto, los sindicatos intervienen, comienzan las medidas de lucha y el País se paraliza algunos días y se complejiza otros. Barcos que en lugar de atracar en nuestro puerto para descarga y carga, lo hacen en otros puertos de la región con el consiguiente encarecimiento de fletes y distorsiones en la logística.

Filas de camiones porta-contenedores esperando en los accesos al puerto para descarga, con pérdidas  por la detención obligada y posibles pérdidas que pueden ser cuantiosas en mercaderías perecibles al no acceder a refrigeración. Posible incumplimiento de plazos de entregas de exportaciones o mercaderías que llegan a destino en malas condiciones por haberse cortado la cadena de frío, con consiguientes pérdidas de clientes, incluso devolución de mercaderías por esos atrasos o condiciones.

En definitiva un enorme lío, que traerá ingentes pérdidas, por momento no cuantificables, pero seguramente de muy elevados montos y quizá la puesta en tela de juico del prestigio internacional que goza nuestro País.

El arribo a soluciones definitivas es imperioso y urgente, está en juego el desarrollo y el prestigio del País.  No se puede transformar la aspiración de convertir al puerto de Montevideo en un hub portuario, en un centro de problemas, disturbios y desprestigio. A esta altura quienes son los culpables importa mucho, pero se debería dejar de lado y abocarse a “desfacer estos entuertos”. Con frases gruesas, como “el puerto no se vende, se defiende”, no se soluciona nada, simplemente crean más rispideces y enfrentamientos.


sábado, 14 de mayo de 2022

Con el Covid no se puede

         El cliente desde la puerta del comercio: –Señorita, tienen tapabocas?

La vendedora: –Sí señor, tenemos.

El cliente: –Podría venderme algunos?

La vendedora: –Sí señor, con todo gusto.

El cliente: –Muy amable, véndame tres.

La vendedora: –Si señor, pero tiene que pasar previamente por la caja donde luego de pagar le entregarán el ticket para levantarlos.

El cliente: –Gracias, entraré a pagar.

La vendedora: –Perdón señor, pero no puede entrar sin tapabocas, las disposiciones así lo indican.

El cliente: –Señorita, es en el cuarto comercio que me ocurre lo mismo. ¿Cómo puedo comprar un tapabocas si no puedo entrar a ningún comercio a comprarlo si no llevo uno puesto? Y considere que estoy sin tapabocas, pues por no tener ninguno y no poder ingresar a ningún comercio sin uno puesto,  estaré condenado a incumplir las disposiciones que usted alude.

La vendedora: –Hay señor, lo lamento, pero no tengo ninguna solución para su problema, si no, con gusto se lo resolvería.

Es casi como llevar algo de lo sublime a lo ridículo, pero ocurrió. Felizmente nuestro cliente, ya con cierta amargura por tener que incumplir una fundamental regla sanitaria, impensadamente encuentra la solución a su problema. En una pequeña mesita, en una esquina, frente a la parada de los buses, un buen señor, visionario emprendedor, exhibía en un par de cajas una gran variedad de los adminículos que en pocos días cubrirían parte de nuestros rostros para defendernos del terrible virus llegado de la lejana China.

Pero no fueron solamente los tapabocas; vinieron los frascos de alcohol en gel; la nueva distancia social, primero de dos metros, luego reducida a uno y medio; se prohibieron las reuniones; desde los coches patrulleros de la policía con altoparlantes se invitaba a no aglomerarse, incluso alguna patrulla tuvo que actuar más enérgicamente disolviendo algún grupo reacio a separarse; se terminaron bailes, fiestas, hasta los velorios se hicieron sin parientes y amigos, lástima que no se prohibieron las muertes. Hubo muchas, el virus no solamente dejó su tendal de muertes, sino que hizo que una enorme porción de científicos y todo el personal de la salud diera el máximo de su experticia para superar el inesperado trance.

La economía tambaleante por los embates del bicho chino, necesitó de firmes timoneles para que no naufragara, aunque varias ramas de actividad sufrieron demasiado y necesitarán muy buenos tiempos para sentirse recuperadas.

Poco a poco, ese bicho que no se sabe a ciencia cierta de donde y como vino, luego de crearnos una enorme crisis humana, sanitaria y económica, amaga con retirarse, aunque  aún nos mantiene en vilo cualquier noticia de algún contagio.

No estábamos preparados para que nos hurgaran las narinas con hisopos para analizar y determinar si teníamos el bicho, pasamos meses de incertidumbre; los gigantescos laboratorios probaban vacunas, que con PCR mensajero, con virus inactivo, que con esto o con lo otro, hasta que empezaron a aparecer y pusimos el brazo. Una dosis, luego una segunda, después la tercera que llamaron refuerzo y ya llegó la cuarta, ¿refuerzo del refuerzo? Lo cierto es que nuestros brazos semejaban un colador de tantos pinchazos. Pero el bicho chino sigue agazapado esperando que lo inhalemos para amargarnos la vida.

También surgieron grupos anti-vacunas, que blandiendo sus megáfonos incitaban a rechazar los pinchazos, seguros de que nos inyectarían algún microchip para quien sabe que experimentos hacer, o que todo era un negociado de los laboratorios, que después de creado el virus y las vacunas vendrían una sarta de medicamentos, todos inútiles, con pretensión de curarnos y en definitiva seguir acumulando riqueza y poder. Pero todo esto, dejémoslo al margen.

Algunos, cuando tuvieron el bicho solazándose en sus vías respiratorias, lo consideraron una gripe algo más fuerte que lo normal; otros integraron un casi feliz grupo de los asintomáticos; pero algunos llegaron al hospital y varios a los temibles CTI, porque lamentablemente de allí algo más de la mitad salía en una caja de madera directo al campo santo y los primeros sin un cristiano velatorio.

¡¡¡Pucha que fue dura la lucha con el bicho chino!!! Todavía nos preguntamos, ¿será que lo estamos venciendo? Pero seguramente no, porque sigue haciendo estragos en muchas partes del mundo.

Fue el  13 de marzo de 2020 que llegó al País, hoy a más de dos años, batallando con todas las fuerzas ¿será la famosa garra charrúa?, lo vemos bastante disminuido, pero no lo podemos facilitar. Suerte que ahora tenemos una buena provisión de tapabocas, alcohol en gel, varios desinfectantes surgidos masivamente, nos acostumbramos a reconocer a nuestros amigos y familiares con media cara tapada al extremo que aquel adminículo de difícil obtención al principio hoy es una prenda más de nuestra ropería y hasta en el supermercado guardamos una razonable distancia con los demás compradores. De todas formas, nos estamos descuidando, hemos abandonado demasiado el uso del tapabocas, porque es incómodo, o nos olvidamos al salir, o “ya no lo soporto más”. Es momento de recapacitación y no de olvidos y culposas fobias.

Pero si hubo verdadera garra charrúa fue en un grupo de más de cincuenta científicos uruguayos que bajo la batuta de tres genios, como dirían en España, de la puta madre, estuvieron por más de un año y medio al pie del cañón, estudiando miles de informes, analizando, calculando, debatiendo, en la búsqueda del mejor camino para controlar la enfermedad, asesorando a quienes tomaban las decisiones sobre las mejores pautas para luchar contra la pandemia.

Desde el gobierno, tuvieron su merecido homenaje, seguramente desde la población el eterno agradecimiento.

Lamentablemente, la lucha no termina, el bicho chino nos espera en cada esquina para darnos su golpe y amargarnos la existencia. Deberíamos seguir cuidándonos, porque si yo me cuido y tú te cuidas, nos cuidamos todos y le hacemos más difícil la permanencia entre nosotros al odioso bicho.