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lunes, 19 de diciembre de 2011

Saque usted las conclusiones

Hace algo más de un año, se cometió un bárbaro crimen en Tacuarembó. Una chica que regresaba de sus clases en el Instituto Magisterial, fue abordada, reducida, violada y asesinada.

Por el hecho fue procesado el principal implicado, pero sus cómplices quedaron en libertad, aunque uno de ellos reconoció que propuso quemar el cuerpo de la joven para borrar las huellas del delito.

Este elemento, se trasladó a una zona rural, donde desde esa época venía cometiendo un sin fin de tropelías, contra las propiedades y habitantes del poblado, para luego internarse en un tupido monte y practicamente desaparecer y quedar a recaudo de posibles encuentros con la autoridad.

Incendió dos galpones de establecimientos rurales, amenazó en reiteradas oportunidades a las niñas del lugar, carneó varios animales, envenenó pozos y corrientes de aguas, cortó alambrados para robar animales, emprendió a tiros contra casas y habitantes del lugar, felizmente sin herir a nadie y muy campante siguió con sus fechorías.

Todas estas tropelías fueron denunciadas a la autoridad competente.

Ésto, hasta que un productor de la zona y un policía lo encuentran y en el enfrentamiento el delincuente resulta muerto.

Según el informe policial, luego de algunos días del hecho, el productor procede a quemar el cuerpo (quizá el gran error).

Lo cierto es que por eliminar a este elemento, hoy están procesados con prisión seis personas, entre ellos dos policías.

Seis trabajadores, seis personas que quizá el único delito que cometieron fue tratar de vivir en paz.

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