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jueves, 15 de diciembre de 2011

La Banda Oriental

Históricamente nuestro Paisito fue visto desde Argentina, como un pedacito de su territorio y en su fuero íntimo consideran que estos trasnochados y secesionistas orientales deben vivir bajo la égida porteña, o más aún bajo el mando del gobierno argentino como una provincia más.

Siempre han encontrado pretextos para mantener una intervención práctica en nuestros asuntos internos y nos han castigado permanentemente con sus decisiones intervencionistas y veladamente expansionistas.

Desde el punto de vista comercial, un día sí y otro también, nos imponen trabas para nuestras exportaciones, en desconocimiento total del tratado de Asunción, haciendo inexistente el tan mentado MERCOSUR. Un MERCOSUR que únicamente sirve a los intereses de los dos grandes, mientras que Paraguay y Uruguay, deben rendirse a sus caprichos o intereses.

Definitivamente, el gobierno uruguayo debe asumir que el tratado de Asunción crea un bloque comercial, NO UN BLOQUE POLITICO, y por lo tanto allí se tratan temas comerciales que nunca deben ir por carriles de afinidades ideológicas, sino por las necesidades comunes de los integrantes, sin desmedro de ninguno.

En ese Tratado se establece "la libre circulación de bienes y personas", pero Argentina usando un grupo de patoteros afines al kisnerismo y con su apoyo explícito, bloquean la más importante vía de acceso al País por casi cinco años, creando un inmenso perjuicio al comercio y un quiebre en las relaciones de buena vecindad de Fray Bentos y Gualeguychú.

Como venganza porque la pastera UPM (ex Botnia) se negó a pagar las coimas exigidas por el entonces gobernador de Entre Ríos Sr. Busti y no se instaló en suelo argentino, se desató una serie de acciones, que aún persisten y por momentos con especial virulencia, como trabas en desarrollos imprescindibles en canales y puertos uruguayos.

Férreas disposiciones en cuanto al número de barcazas que componen convoyes que bajan por la hidrovía, en su parte del río Paraná, cuando antes nunca se las había acotado; prohibición de amarres naturales en sus costas, de buques que se dirigen al puerto de Nueva Palmira; trabas para el dragado del canal Martín García y del río Uruguay, debiendo los barcos de mayor calado que se dirigen hacia o desde los puertos uruguayos en el río Uruguay y la parte superior del Plata, a pagar peaje por tener que usar el canal Mitre, propiedad de Argentina; son algunas de las últimas decisiones del gobierno argentino que torpedean permanentemente el desarrollo de nuestros puertos.

Pero las acciones argentinas en contra de nuestro País no terminan en los temas portuarios y afines, y de trabas a nuestras exportaciones, sino que han ido más lejos.

Se niega autorización a Pluna, la línea aeronáutica de bandera uruguaya a operar destinos en Chubut, Mendoza, Trelew, Salta, Bariloche y El Calafate, entre otros, impidiendo un desarrollo de la compañía estimado en un 30 % de sus operaciones.

Por otra parte Argentina se niega a publicar los resultados de los testeos de muestras por la posible contaminación del río Uruguay por la fábrica UPM, en virtud de que la real contaminación viene del infecto río Gualeguaychú. Ya van cinco muestras analizadas por laboratorios independientes de Canadá, desde los inicios de los testeos conjuntos acordados, que permanecen impublicados por decisión unilateral de Argentina.

Y ahora se presiona a nuestro gobierno para que prohíba el atraque en puertos uruguayos de barcos ingleses, no solo de barcos artillados o de guerra, sino también buques comerciales, que se dirijan a  Falkland Islands (Islas Malvinas para Argentina), imponiendo a Uruguay la toma de partido por la pertenencia argentina de las islas del Atlántico sur. Esto ya es una descarada intervención en nuestros asuntos de relaciones internacionales, que no podemos tolerar.

El tema de las islas del Atlántico Sur, es un problema entre Argentina e Inglaterra y ninguna de las dos naciones tiene derecho a pretender que Uruguay modifique su histórica posición no intervencionista, tomando partido en ese conflicto que no nos pertenece.

En estos temas tan delicados, un País pequeño como Uruguay, debe mantenerse neutral, en defensa de los caros derechos de su pueblo, de no inmiscuirse en asuntos ajenos, que únicamente pueden traernos perjuicios.

Nuevamente, con todos estos desmanes de Argentina, contra nuestra nación, volvemos a reiterar nuestro concepto: ¿Hermanos? no, solamente vecinos y no de los mejores. Lamentablemente el País no se puede mudar y en todo vecindario hay buenos y malos vecinos, por lo tanto tenemos que cuidar mucho las relaciones con nuestros vecinos allende el Plata, defendiendo primerísimamente nuestra soberanía y rechazar enfáticamente los intentos intervencionistas y expansionistas de sus gobernantes.

Es hora de poner coto a este irrespeto por nuestra soberanía y terminar con el servilismo encauzando las relaciones exteriores por el camino del Derecho Internacional, la no intervención en los asuntos de otros Estados y la libre determinación de nuestro pueblo de no pertenecer a otra nación, que no sea la República Oriental del Uruguay.

En definitiva: NO SOMOS la Banda Oriental y el pueblo uruguayo no quiere serlo, ni tampoco Provincia Cisplatina. Que quede claro. 

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