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martes, 27 de diciembre de 2011

MERCOSUR ¿asociación de qué?

El MERCOSUR, es, según el Tratado de Asunción, y está bien que así lo fuera, una asociación comercial y no una asociación política.

Todos los socios, con excepción de Uruguay, y los que pretenden asociarse, en los hechos así lo consideran.

Mientras Uruguay trata de unir políticamente a Sudamérica, los demás Estados, usan esa candidez uruguaya, para sus propios fines, pero por otro lado férreamente defienden su comercio y su economía.

Con los socios mayores actuales, Brasil y Argentina, por más que nuestro gobierno pretenda disimular, las trabas a nuestro comercio exterior, es tema de todos los días.

Por el norte se traban nuestras exportaciones de frazadas y sábanas, acusando a los industriales de dumping y que utilizan materia prima china para abaratar los costos.

De parte de Argentina, las licencias no automáticas siguen siendo demoradas injustificadamente y las exportaciones de una gran lista de productos, detenidas.

El gobierno uruguayo se embandera con la inclusión de Ecuador en el Tratado de Asunción y el Presidente Correa, de aquel País, amenaza con la suspensión de negocios con ANCAP, porque aparentemente malinterpreta el contrato vigente.

Por otro lado, hasta propone avasallar la democracia paraguaya, desconociendo al Parlamento, e incluir, desconociendo el Tratado de Asunción, a Venezuela. Una especie de la tristemente recordada "Triple Alianza" que arrasara con el pueblo paraguayo. Acá para satisfacer los anhelos expancionistas del presidente Chávez.

No está mal que los Presidentes de los distintos Estados, mantengan buenas relaciones de amistad, pero no está bien que los negocios que importan económicamente sean subordinados a esas amistades.

A la vista está, en la última reunión de los distintos integrantes del MERCOSUR, Uruguay embanderado con la defensa de la soberanía de Argentina sobre Falkland Islands y la Presidenta Argentina le niega a Uruguay la posibilidad de una liberación del comercio intrazonal.

Más que bien demostrado está, que las relaciones internacionales no pueden estar basadas en amistades, sino que deben ser Políticas de Estado, pragmáticas, serias, con estricto respeto de las normas jurídicas nacionales e internacionales, sin renunciar al Derecho que confieren los tratados.

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