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sábado, 14 de mayo de 2011

Uruguay: Oficio zurcidor

Pareciera que la colcha de retazos llega al final de su vida útil. Pero a una colcha tan pasionalmente confeccionada, por más que se deshaga por la inconsistencia de algunos de sus componentes, resulta difícil desecharla y usando cualquier medio se trata de recomponerla, con zurcidos de toda especie.

Ya no importan, pactos, explícitos o tácitos, no importan principios, no importan soberanía, constitución, ni leyes, lo único que realmente importa es mantenerla como abrigo de intereses sectarios y por sobre todo permanencia en el poder.

El País está paralizado, desde que en los comités del FA, se agitan banderas revanchistas. Son pocos los legisladores y más pocos los integrantes del Ejecutivo que se abocan en este momento a buscar soluciones a los problemas reales del País, puesto que están "metidos de cabeza" en el "gran problema" de encontrarle la vuelta para trampear la decisión de la Soberanía.

Aunque lo nieguen enfáticamente, el FA se despedaza en luchas intestinas, algunos, los menos, aún con muestras de dignidad, procuran tibiamente seguir caminos éticos respetando el ordenamiento institucional y jurídico del País, mientras que la mayoría busca a cualquier precio pisotearlos.

Ahora la meta fundamental es "mantener la unidad" y para ello están dispuestos a sacrificar el País y embarcarlo en una vorágine que tendrá al Poder Judicial embretado en un mare mágnum de reclamaciones por inconstitucionalidad en un sin fin de juicios.

Ninguna de las dos leyes principales, pactadas en el club Naval y votadas en el primer período democrático posterior a la dictadura cívico-militar, son perfectas, pero fueron el camino hábil encontrado en aquel momento para superar un período muy triste de nuestra vida institucional y la mayoría del pueblo uruguayo las rechazamos, por la sencilla razón de que la mayoría somos amantes de la justicia.

Nuestro pueblo con la Ley de Amnistía a los Tupamaros y la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, renunciamos quizá a algo de justicia, aunque en una guerra, ambas partes luchan con consecuencia extremas, pero con una visión superior, puesto que desde sus puntos de vista lo hacen por la Patria. Pero esa renuncia tuvo como único fin la pacificación y el regreso a la democracia.

Estimamos justos los reclamos de familiares de muchos actores de ambos bandos, por el esclarecimiento de los destinos de sus muertos y las circunstancias de sus muertes. También debemos reconocer que de uno de los bandos, quizá porque son concientes de que sus pérdidas estaban incluidas en sus temores, pero dentro de las posibilidades de servidores armados en la defensa de las instituciones, sus reclamos no son tan estridentes como lo son del lado de los Tupamaros.

También debemos reconocer que con la ley de caducidad vigente, se han esclarecido varios crímenes ocurridos en esa época oscura y que por su aplicación hay varios militares presos, o sea que la ley no es tan mala, como la de amnistía a los Tupamaros que luego de promulgada selló definitivamente la reclamación judicial por sus crímenes, liberándolos a todos los que purgaban penas e impidiendo el juzgamientos de los que aún no habían sido procesados o investigados.

En este estado de cosas, resulta inconcebible que un anhelo justo de familiares por justicia, se transforme en algo parecido a la venganza, amenazando destrozar la institucionalidad embarcando al partido de gobierno en luchas intestinas que están arrastrando el País al caos.

Llegando hoy al disparate de anteponer al País, la necesidad de mantener unido el puzzle o colcha de retazos  que constituye el FA.

No podemos permitir que el País sea utilizado como zurcidor de este deshilachado cobertor, que ya no cubre nada más que el deseo imperioso de llegar en el 2014 con posibilidades de mantener el gobierno dentro de sus filas, evidenciando su sectarismo y desapego total por el destino de nuestra Patria.

Ya ni interesa la Ley de Caducidad, si se anula, se deroga o se llama nuevamente a otro plebiscito, lo importante hoy es mantener la unidad del FA.

Efectivamente, hasta se ha hablado de un tercer plebiscito. ¿Qué piensan? ¿Qué pretenden? ¿Seguir con esto, hasta que el tanteador les favorezca? ¡No se les ocurrirá definirlo por penales! Es tal el dislate que todo es posible.

Esta situación nos debe mantener muy atentos, no permitamos que nos embarquen a un nuevo disparate en defensa de los sectarismos del FA.

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