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miércoles, 25 de mayo de 2011

Por que, el Partido Nacional

En los albores de la Patria, el Brigadier General Don Manuel Oribe, con el lema "Defensores de las Leyes" y con el honroso fin de preservar y salvaguardar la independencia de la Nación, el sistema republicano representativo de gobierno y el orden institucional, fundaba el Partido Nacional.

Aquel lema inscripto en una vincha blanca, era el homenaje que le brindaba a los bravos patriotas artiguistas que en 1811 iniciaron la cruzada emancipadora y que se identificaban con divisas de ese color.

A casi dos siglos de aquel hecho, el Partido sigue asido a ese ideario, fortalecido en la lucha y sacrificio de esclarecidos compatriotas que brindaron todo de sí por el engrandecimiento de la Patria.

El engrandecimiento de la Patria, también significó el engrandecimiento de nuestro Partido Nacional, con el accionar y sacrificio de hombres como Timoteo Aparicio, Leandro Gómez, Diego Lamas, Aparicio Saravia, Francisco Lavandeira y más recientemente Herrera, el Toba, Wilson.

Con estos referentes, no significa que vivamos solo para recordarlos y ensalzar sus figuras, sino que fueron enriquecedores del ideario del Partido, que hoy son el sostén y guía de nuestros actos.

Ese ideario es el legado valioso, que le da la fortaleza a nuestro Partido haciéndolo  capaz de afrontar todas las adversidades y mantenerse siempre firme, erguido, haciendo flamear sus gloriosas banderas junto al Pabellón Nacional.

Si Oribe fue el defensor empecinado de las Leyes; Timoteo Aparicio, Leandro Gómez, Aparicio Saravia, Diego Lamas, fueron los tenaces defensores de la libertad, luchando contra la insanía del tradicional adversario, a veces asociado con el extranjero; Francisco Lavandeira ofrendando su vida en defensa del sufragio; Herrera defendiendo la independencia y libre determinación de los pueblos, tal como lo hiciera oponiéndose a la firma del pacto Kellogg "antibélico" patrocinado por Estados Unidos, cuando sus tropas arrasaban con Nicaragua, manifestando: "Con la resistencia de Sandino están nuestros corazones. Ante lo que sucede en Nicaragua enmudecen los elogios al pacto Kellogg" o cuando encarnizadamente se opuso al establecimiento de bases norteamericanas en nuestras costas, a pesar de que algún fanático lo tildara de fascista, cuando su clarísima lucha era por mantener a nuestro País totalmente neutral en la segunda guerra mundial, reafirmando como Política de Estado la no intervención.

Pero más recientemente, tenemos a Héctor Gutierrez Ruiz, el querido Toba, mártir de las dictaduras que destrozaron las democracias de los países sureños, pagando con su vida por la resistencia al oprobio. Y finalmente Wilson, que ofreció generosamente la acción partidaria para asegurarle al Dr. Sanguinetti, la gobernabilidad del País en su salida de la dictadura.

La grandeza de Wilson, no le admitía ni remotamente pasarle factura a los pactantes del Club Naval, que determinaron su prisión e impidieron que fuera candidato en las elecciones del 94, por el contrario su lealtad a la Patria lo llevó a ofrecer generosamente todo el accionar de nuestro Partido para facilitar la pacificación nacional.

Todo ese caudal de principios de puro sentimiento patriótico, son el sustento del Partido Nacional, que siempre pensó primero en la Patria, y volcó toda su energía en su sustento, dejando en un plano muy inferior los intereses partidarios.

Basta leer la Declaración de Principios del Partido Nacional e introducirse en la rica historia partidaria, para entender cabalmente el por que de la pasión de un blanco y la emoción que le embarga en presencia de sus emblemas y por que la entrega total en favor de los intereses del País sin importar consecuencias.

Es por eso que los blancos, nos sentimos blancos a pesar de que algún líder no nos guste, o que los dirigentes no actúen acorde a nuestros principios. Tenemos muy presente que los líderes, los dirigentes y todos estamos de paso y que los liderazgos o cargos directrices son transitorios, mientras que el ideario es permanente y superará desde el llano o desde el poder, las dificultades saliendo fortalecido en manos de los siguientes abanderados.

Hoy vivimos una coyuntura muy especial, quizá no veamos figuras nuevas de destaque dentro de nuestras filas, pero tenemos una fuerza juvenil que viene con verdadero empuje levantando banderas desde las más humildes trincheras del País, uniendo esfuerzos de todos los sectores y agrupaciones y en sus manos estará el llevar a nuestro Partido a la salvación de la Patria, amenazada por esta suerte de oclocracia en que nos debatimos.  

Tenemos muy claro que esta oclocracia instaurada por la izquierda, está deteriorando económica y moralmente a una gran porción de nuestra población sumida en la ignorancia. Con el asistencialismo castrante, lleva al desgano, al desapego al trabajo, a una juventud descarriada y sin deseos de superación, condenando definitivamente al País, a una mediocridad gobernada por la delincuencia, que actúa desenfadadamente a sabiendas de la permisividad del gobierno, incapaz de tomar las medidas en aras de una defensa real de la población honesta, que carga sobre sus hombros las responsabilidades de mantener al País con su trabajo y sus impuestos.

Por eso, el Partido Nacional. Por eso, es el único Partido con la suficiente autoridad moral y cívica para salvar nuestro querido Uruguay de esta debacle.

Que las clarinadas al combate que aquellos bravos escucharon en las cuchillas y ofrendaron su sangre generosa a la Patria amada, retumbe hoy en nuestros corazones y sea el aliciente para emprender con fuerza y fe la reconquista. En manos de los buenos blancos está nuestro destino.

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