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miércoles, 27 de abril de 2011

Sindicalizados

Nos estamos acostumbrando a actitudes que hace un tiempo parecerían inverosímiles o simplemente impensables en una población que por su idiosincracia la podíamos catalogar de tranquila. O quizá sea por esa propia tranquilidad que nos caracterizaba que esa clase de hechos se han venido desencadenando y provocando casi un cambio cultural.

Pero el gran tema es que aquella población "tranquila" ha venido siendo arrasada por una verdadera oleada, casi "tsunámica" de acciones de colectivos abroquelados en defensa de sus intereses grupales, sin importarles las consecuencias acarreadas al resto de la población.

Incluso dentro de los distintos colectivos, los grupos de mando, generalemente minoritarios, son los motores que impulsan esas acciones sin importar el apoyo o no, del resto de su propio colectivo.

Accionando con una verticalidad militarista, los grupos de mando disponen las acciones arrasando con las mayorías sin importar sus opiniones, incluso yendo muchas veces en contra de sus intereses, no admitiendo la más mínima oposición, acallando cualquier voz de protesta, esgrimiendo siempre la razón de la dirección omnipotente.

Toda esta oleada, ha venido siendo apañada, primero por las izquierdas que en su lucha por la obtención del gobierno, se apoyaron en esas fuerzas sindicales que les eran afines y las empujaron a un verdadero copamiento de las dirigencias desterrando a sindicalistas más moderados, conformando de esa forma una plataforma de apoyo incondicional para su propia conquista.

Ya en el poder, no mermó el apañamiento y en pos de más "conquistas" para determinados colectivos, se fueron cercenando derechos de otros.

Nuestra legislación laboral y de proteccion social, desde tiempos bastante remotos, ha sido ejemplo en el mundo por la solidaridad y protección del más debil y ha ido siempre en la delantera en apoyo al trabajador, pero siempre sin desconocer los derechos del resto de la población y considerando siempre que el más debil, también tiene obligaciones. Ésto hoy, ya no es tan así.

Esa lucha, siempre tuvo una contraparte, que defendió también sus derechos propiciando un balance de intereses, que permitió generalmente, a veces facilmente y otras con mucho trabajo, acercar las partes y llegar a las mejores soluciones.

En algunas circunstancias se produjeron rispideces, por alguna ocupación de lugares de trabajo, pero la solución aparecía y las aguas volvían a sus cauces habituales.

En algunas acciones de funcionarios públicos, incluso con ocupaciones de alguna oficina, más de uno dijo refiriéndose al Gobierno: "Están probando de su propia medicina" en referencia al apañamiento que apuntábamos más arriba.

Pero la cosa no termina ahí. Resulta que el apañamiento fué tal, que pareciera que hasta los gobernantes, adoptaron sus propias reglas y ahora estuvieran sindicalizados.

Fíjese. Si un Ministro (o dos) no es capáz de tan siquiera explicar que pasó con un video, o simplemente admitir que fue un invento o idea loca del Presidente, su colectivo (llámese Senadores del FA) abroquelados en su defensa sin importar el mamarracho que hacen, consideran satisfactorias las explicaciones (¿cuáles?).

Si un Canciller, se encuentra incapaz de enfrentar una Corte Internacional, que amenaza al País porque "no se respetan" los Derechos Humanos y además tiene la presión de un grupo que lleva su dolor al extremo de ansias desmedidas de venganza, su colectivo  (llámese Senadores y Diputados del FA) anulan una ley que fuera respaldada dos veces por la Soberanía.
Aún falta el voto en Diputados, pero todo va dirigido a que prospere la anulación y muy dificil que el Presidente la vete.

¿Seguimos? Creo que sería ocioso, con esos dos ejemplos es suficiente. Es tan suficiente que estoy seguros que muchos repetirán: ¡Por favor, olviden sus luchas sindicales y go-bier-nen!, pero gobiernen para el País y todo su colectivo que es la totalidad de la población y no para su sindicato.

Hay graves poblemas que requieren urgente solución y son postergados, destacamos solo cuatro: Enseñanza, Seguridad, Pobreza, Vivienda.

Lo único que nos falta, es que vayan a la huelga y ocupen sus lugares de trabajo. ¿Sería el colmo? Mire que no está muy lejos, de que eso ocurra. ¿O ya está ocurriendo? ¡Ocupan lugares de trabajo y hacen tan poco!

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