¿Efecto dominó?
Aún Grecia no ha conseguido un atisbo de solución a sus problemas económicos y financieros, cuando explota en Europa la crisis bancaria española, que amenaza arrastrar el País al caos.
Se puede decir que la lupa de la Unión Europea pone en su mira la fragilidad de España el 11 de mayo, cuando el gobierno español nacionaliza parcialmente y toma el control de Bankia, el cuarto banco español en importancia, pero el más expuesto por la burbuja inmobiliaria que le hizo acumular un activo problemático de 31.800 millones de Euros.
A poco más de 10 días de la nacionalización parcial, Bankia, junto con los bancos Popular y Bankinter son degradados por Standar & Poor's, al escalón "basura", abonando la senda crítica.
Según fuentes financieras el rescate de Bankia insumiría al estado español, unos 19.000 millones de euros, cifra que debería ser aprobada por el gobierno, el Banco de España y la Autoridad Europea. Por otra parte este monto supera ampliamente lo que el Ministro de Economía, Luis de Guindos, aseguró que aportaría a toda la banca española en problemas.
Por otra parte, el 31 de mayo, la Unión Europea, exigió a España un plan claro tendiente al saneamiento del sector financiero, advirtiendo que la escalada de los costos financieros del país vienen detrás de la frágil y dudosa solvencia de su banca.
Como se ve, la crisis europea, lejos de soluciones, encuentra más escollos, transformándose en una real amenaza para todas las economías de occidente.
Lo estamos viviendo en nuestro País, cuando es evidente que la contención del valor del dólar americano es insostenible y su ascenso se vuelve incontrolable, en virtud de una virtual caída del euro.
Es inevitable que esto se refleje en una carrera inflacionaria, que como siempre castigará a la clase trabajadora al ver reducida su capacidad de compra.
Lo advirtió hace pocos días, el director académico de Ceres, Ernesto Talvi, al analizar la vulnerabilidad de nuestro País ante la crisis europea, con un déficit fiscal estructural del 6,1% y elevado financiamiento del gasto privado. Advirtiendo además sobre una reversión severa de los flujos de capital que arriban al país, lo que inevitablemente afectaría la actividad económica y causaría una fuerte devaluación, aunque aclara que no habría crisis bancaria ni de deuda.
Aprovecha el economista, para lamentar que durante la bonanza económica vivida no se hubiera mejorado "la capacidad de generar ingresos con una mejor educación de la población", expresando que "no es lo mismo mejorar los ingresos, a tener mayor capacidad de generar ingresos por tener buena formación".
De todas formas, en la situación real que vivimos, la crisis europea ya nos está llegando y debemos ser concientes de este hecho y que las consecuencias se extenderán por un largo tiempo.
Con el inicio de soluciones a nivel de Grecia, España, Italia, Portugal e Irlanda, sabremos el principio del fin de la crisis, pero no tendremos una visión, ni cercana, del tiempo que demandará la recuperación y las consecuencias que deberemos sobrellevar.
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