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lunes, 28 de noviembre de 2011

Egipto se desangra

A nueve meses de la caída de Mubarak, Egipto se debate en permanentes enfrentamientos entre, policía, ejército y manifestantes.

Sentimientos e intereses enfrentados y las mutuas intransigencias producen un sangrado incontenible y aquella ilusión de un Egipto libre y democrático, regido por un gobierno legitimado por elecciones cristalinas y universales parece alejarse, para dejar establecido el caos.

Actualmente el hombre fuerte que gobierna Egipto, ex Ministro de Defensa de Hosni Mubarak, el Mariscal Hussein Tantawi, cabeza del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA), sostiene con firmeza que no cederá a las presiones de nadie y su gobierno cumplirá con el programa establecido de elecciones.

Hoy, precisamente se realizaría el primer tramo de las elecciones parlamentarias, que se completará con dos tramos más, prolongando hasta marzo el proceso de la elección legislativa y a mediados de 2012 la elección presidencial.

Por otra parte el Ejército comandado también por Tantawi patrocina una reforma constitucional que les permita no depender del nuevo gobierno y la posibilidad de votar internamente el presupuesto del Ejército. Reforma que vista así, literalmente, aparentaría un gobierno tutelado por las fuerzas armadas y unas fuerzas armadas, sin control civil, totalmente independientes.

Muchos egipcios sostienen, tal como lo manifestara Jaled, de 29 años, mientras armaba su carpa en la plaza Tahrir, "El Consejo de las Fuerzas Armadas continúa la política de Mubarak, nada ha cambiado después de la revolución" o "La violencia de ayer (sábado) muestra que Mubarak sigue en el poder", dijo Hani, herido en la frente por una bala de goma. Mientras Hani hablaba, centenares de manifestantes alrededor gritaban: "¡Libertad, Libertad!". El clima es de tensión y enfrentamientos.

El centro de la crisis radica en la exigencia de los manifestantes, de que el gobierno militar, sea transferido sin más dilaciones a un gobierno de transición civil, hasta la elección de autoridades de su Ejecutivo en junio de 2012, que se contrapone con la intransigencia del CSFA, que podemos personalizar en Tantawi.

Pero la crisis no se circunscribe a El Cairo, sino que también en ciudades tales como El Arich, en el Sinai,  Suez e  Ismailia, en el canal de Suez y en Alejandría, se han producido manifestaciones con cruentos enfrentamientos con la policía y contra-manifestantes afines al ejército.

Por otra parte el Gabinete, dirigido por el premier Esam Sharaf, renunció en pleno, aunque continuarán en sus funciones hasta que sea aceptada su renuncia por el CSFA. Al respeto el CSFA ha negado considerar las renuncias y el Gabinete sigue funcionando tutelado por las Fuerzas Armadas.

Sharaf, nombrado al frente del gobierno en marzo pasado, ha perdido su popularidad en el movimiento pro democracia, al degradarse su imagen por su nulo poder frente a las FF.AA y la ineficacia para aplicar las reformas requeridas.

Aparentemente se da un retiro tácito de Sharaf, el día 25 de noviembre, cuando las Fuerzas Armadas de Egipto nombraron como jefe de gobierno a Kamal al Ganzuri, de 78 años, quien ya fue premier durante la Presidencia de Hosni Mubarak. Otro motivo de fricciones, que ha exacerbado la crisis, puesto que Al Ganzuri, odiado por el pueblo, nunca será un gobernante aceptado.

Es el enorme costo que muchas veces, deben pagar los pueblos que hartos de los dictadores, pugnan por la libertad, pero no han podido, quizá por las mismas carencias sufridas en dictadura, elaborar debidamente una salida acorde a sus necesidades, o no han tenido al líder capaz de llevarla adelante, cayendo en verdaderas anarquías o en la tutela de las Fuerzas Armadas.

El costo de vidas, para Egipto, ha sido muy grande, no solo en los enfrentamientos con las fuerzas de Mubarak hasta su derrocamiento, sino después de instalado el gobierno de transición.

Un día antes de las elecciones legislativas, y solamente por los enfrentamientos de las últimas semanas, los muertos rondaban el medio centenar, con cerca de 2000 heridos. 

A pesar de ONU y del imán de Al Azhar, que condenaron las acciones de las fuerzas policiales y militares, la represión sigue. Fuerzas policiales y militares acusadas de crueles y corruptas, por la población, que no acepta disculpas por sus desbordes, exigiendo su retiro inmediato del poder.

Incluso el ex jefe de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), que aspira a la presidencia egipcia, Mohamed El Baradei, que concurriera el día 25 a la plaza Tahrir, estaría dispuesto a renunciar a sus pretensiones presidenciales, para componer ya, un gobierno provisorio de transición, de "salvación nacional" y evitar, lo que según analistas es inminente, una guerra civil.

Según el periódico gubernamental Al Ajbar se teme "que estas divergencias se transformen en divisiones y luego en guerra entre grupos que hace unos meses formaban un solo bloque que pedía la caída del régimen", frustrando un buen fin de las elecciones de hoy.

Alrededor de 40 millones de votantes sobre 82 millones de egipcios están llamados a elegir durante estos comicios a 498 miembros de la Asamblea del Pueblo (Cámara de Diputados), mientras que otros 10 legisladores serán nombrados por el mariscal Tantaui.

Como puede verse, la situación en el País del Nilo, sigue siendo muy confusa y su gobierno aparenta ser una continuidad del régimen del viejo Rais, derrocado a principios del año. El cambio, es prácticamente de personas, pero sin avances constatables hacia una verdadera democracia. Ojalá las elecciones del día de hoy, sean el inicio de un camino al establecimiento de una real democracia.

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