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sábado, 13 de octubre de 2012

Al final, ni tan buenos, ni tan cristalinos


El equipo económico del gobierno liderado por el vicepresidente Astori, había pintado muy lindo, aparentando seguir la política económica iniciada en los gobiernos anteriores a Vázquez, que fueran el motor para sacar los mejores provechos de la bonanza generada por los buenos precios de nuestros comodities, ocurrida en los últimos siete u ocho años.

E incluso, denotaba cierta cristalinidad en sus desempeños, salvo algún traspié, como el negocio con LeadGate, pero en los últimos tiempos, todos aquellos valores que respaldaban al equipo, se desmembraron, desmoronándose cual castillo de naipes.

Bastaría con citar el Plunagate, para aportar un argumento contundente al anterior aserto, pero no es el motivo de esta nota seguir hurgando en el vergonzoso "negocio" de la ex línea aérea de bandera nacional.

Estrictamente nos queremos referir a la línea seguida últimamente en materia económica y monetaria.

Nuestra economía y nuestra política monetaria, vienen desde hace mucho tiempo "prendidas" a la economía y política  monetaria de Brasil, nuestro principal socio comercial, cosa si se quiere, natural, debido a la pequeñez de nuestro mercado, la importancia a nivel mundial del vecino norteño, desde el punto de vista comercial y ser el receptor principal de nuestras exportaciones.

Hace algo más de un año, nos referíamos a las medidas tomadas por el Ministro de Haciendas de Brasil, Guido Mantega, en defensa de los avatares de la crisis global que ya estaba afectando su economía. En aquel entonces el Ministro Mantega resolvió privilegiar la competitividad en desmedro de un posible pero ínfimo empuje inflacionario y redujo en medio punto porcentual la tasa de referencia, situándola en el 12 %, para luego bajarla a 7.5 % mientras que nuestro equipo económico a algo más de dos meses, procede exactamente a la inversa, aumentando la tasa de referencia como argumento para frenar una posible inflación.

Pues la inflación no fue contenida, pero con aquella medida la competitividad quedó amenazada.

El tema tiende a agravarse. Hace unos días el Comité de Política Monetaria del Banco Central (COPOM), decidió una nuevo incremento, llevando la tasa de referencia al 9 %, mientras que Brasil, la baja nuevamente y la sitúa en el 7.25 %.

La inmediata reacción fue una nueva baja en el valor del Dólar Americano, resultando como consecuencia un duro golpe a la competitividad.

Definitivamente, el equipo económico se aparta de políticas que le dieron tan buen resultado al País, entrando en una que está plagada de incertidumbres.

La inflación se dispara igualmente, con la posibilidad de llegar a los dos dígitos y el margen de maniobras se reduce. El alza en la tasa de referencia, no controla la inflación, a la vista está.

El apartamiento de las pautas ya establecidas no solucionan los problemas, debería empezar a verse seriamente el control presupuestal del Estado, revisar la carga impresionante de nuevos funcionarios, muchos de confianza con sueldos astronómicos, las imposiciones fiscales sobre los servicios que presta el Estado, (léase IVA sobre energía, agua, telefonía, etc.) y también las exenciones fiscales a las más poderosas multinacionales, que aportan muy poco en consonancia con los voluminosos beneficios que obtienen.

En definitiva, aquel concepto que nos habíamos formado en el sentido de la solvencia del equipo económico de gobierno, hoy lo vemos muy comprometido, tanto en cristalinidad (Plunagate), como en los buenos criterios en la orientación de la política económica y monetaria, donde evidentemente se está equivocando.  



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