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domingo, 12 de febrero de 2012

Derechos humanos... Clases A y B

Este es un tema que no había querido tratar, porque hay varios colegas bloggers, que lo han hecho y en excelente forma, pero estamos llegando a extremos que me obligan a encararlo.

Retrotrayéndonos en algunos años, parece que al salir de la dictadura, muchos confundieron libertad con libertinaje, y al decir muchos, realmente fueron muchos y fue como una semilla de mala hierba que se fue extendiendo por nuestra sociedad y estableciéndose como una cosa normal.

Está triste "normalidad" ha transformado a nuestra sociedad de tal forma que la buena hierba se ve asediada peligrosamente por la mala, que termina acorralándola y la obliga a vivir encerrada entre rejas, mientas ella señorea impávida por todo el País.

A tal extremo llega la confusión en nuestro País, que hoy, hay dos clases de personas: las clase A, las que merecen y son acreedoras de todos los Derechos Humanos, los delincuentes, asesinos, torturadores (de ambos bandos), mientras que por otro lado, las clase B, están con sus Derechos Humanos cercenados y sin posibilidad de usufructuarlos, los ciudadanos decentes que diariamente laboran para mantener al País con el pago de sus impuestos, para mantener las cárceles, las escuelas, los hospitales, abonarles membresías a los "desocupados", aceptar pasivamente que los asalten, los copen, los hieran o los maten.

No son elucubraciones de resentidos, fíjense, por un lado a una señorita que cuenta con el total aval de sus correligionarios, que hoy nos gobiernan, obtiene mediante "dictamen" de una Corte Internacional que nosotros (entre todos los uruguayos que pagamos impuestos; los de clase A, no) le paguemos más de medio millón de dólares, como resarcimiento por la desaparición (o muerte) de su madre, mientras que ni yo ni ningún otro uruguayo ha oído que se le acercara ni siquiera los pésames a la familia de aquel peón rural que la casualidad lo pusiera frente a una tatucera y terminara sus días bajo una inyección letal del médico correligionario de la citada señorita.

Esto son coletazos de épocas oscuras que nos tocaron vivir y que no entraremos a analizar quienes fueron los que nos llevaron a ese estado de cosas, porque tenemos muy claro quienes fueron y nos contamos entre los apremiados por la dictadura, veamos cosas más recientes.

Hace unos pocos años un ciudadano es asaltado por un grupo de jóvenes (clase A), para defenderse esgrime su arma y efectúa un disparo matando a uno de los asaltantes. Resultado, se comió una buena temporada en la cárcel junto con los verdaderos delincuentes. De hecho eosionó su actividad como óptico. Una familia que cargará con ese drama toda la vida. ¿Hubo alguna ayuda, aunque fuera sicológica para esa familia? No, nada, es una familia clase B.

Pero aun, más cerca en el tiempo, hace unos pocos días, dos "jovencitos" (clase A) llegan (en un auto robado) al domicilio de un extranjero radicado en nuestro País desde hace algunos años, con la intención de robarle la camioneta (total, eran dos y habían robado solo un auto, consideraron justo lo que hacían). Pues bien, el propietario (clase B) al ver que se estaba produciendo un robo en su perjuicio, efectúa un disparo y mata a uno de los "chicos". Consecuencia, ahora está preso.

También hace pocos días, un joven de veinte y pocos años (clase B) sufre el intento de asalto por parte de un grupo de otros jóvenes, pero de clase A, y al intentar defenderse, lo empujan y cae desde la rambla al mar, muriendo. Un drama vivido por muchos amigos, familiares y sociedad de clase B, porque se demoraron más de tres días para ubicar el cuerpo a varios kilómetros de distancia arrastrado por las corrientes, permaneciendo más de la mitad de los uruguayos acongojados por el hecho. Los "chicos" clase A causantes de esta muerte gozan de salud y libertad.

¿Qué tendremos que hacer los ciudadanos de clase B? Porque por un lado, tenemos un Ministro del Interior, que nos dice que debemos armarnos para poder defendernos (hay testimonios, incluso un video que circula en Internet) y hoy cambia de criterio y desembozadamente sale a la prensa a decir que nadie debe tener un arma y acusa, cargándole las muertes a un político de la oposición, por haber dicho exactamente lo mismo que el dijera hace unos meses.

¿Qué tendremos que hacer, cuando sabemos que si resistimos un asalto o nos defendemos, al día siguiente estaremos presos y el delincuente suelto y continuando con sus fechorías?

¿Donde está la falla? Si es una legislación permisiva para el delincuente y rigurosa por demás para el ciudadano decente, habrá que cambiarla y esto es trabajo de los señores legisladores.

Si la legislación está bien y es la justicia la que actúa mal, habrá que buscar los mecanismos para revertir la situación.

Si no se recluye a los delincuentes por falta de cárceles, cosa que dudamos, porque la mayoría de los jueces parecieran no pensar mucho para enjaular a los ciudadanos clase B, mientras los clase A siguen medrando. Pero si así fuera, constrúyanse más cárceles y mejórense las actuales, plata hay, porque se hacen algunos gastos que no son tan prioritarios y podrían obviarse (Por ejemplo recitales y giras de artistas por cientos de miles de dólares, aunque sean clase A).

No es una solución soltarlos por "buena conducta" para descongestionar las cárceles, pues volverán y quizá traigan a algún nuevo cómplice y la superpoblación carcelaria seguirá aumentando.

En dictadura estuvimos discriminados en ciudadanos de clases A, B y C, hoy el gobierno frenteamplista ha sido más exigente, fue un paso más adelante, simplemente A y B.

Finalmente, únicamente nos resta expresar un ferviente deseo: Que en Uruguay se respeten los Derechos Humanos para todos sus habitantes y se termine con esta discriminación bochornosa.

1 comentario:

  1. Dramatico sin lugar a dudas. Me pregunto donde queda lo de "en legitima defensa" ...

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