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sábado, 20 de agosto de 2011

Uruguay y la crisis

Las turbulencias económicas y financieras que sacuden Europa y Estados Unidos, constituyen realmente una amenaza para todo el orbe y Uruguay no está ajeno a posibles consecuencias.

Hace pocas horas el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES) publicó sus dos principales índices, que aparentemente contradictorios, desnudan una realidad económica y financiera de nuestro País, que debe ser muy bien analizada y tenida en cuenta por las autoridades correspondientes, a fin de que la crisis mundial, cuando nos toque, las consecuencias sean las menores.

El Índice Ceres de Exuberancia Económica (ICEE), nos ubica en una posición de relevancia a nivel mundial, únicamente superado por nuestros vecinos más cercanos: Brasil y Argentina.

El ICEE considera un paquete de variables clave que operan por encima de sus estados ideales en tiempos normales, tales como crecimiento, consumo, desempleo y crédito.

Esto nos ubicaría en una posición de privilegio, que por sí sola, nos pondría al amparo de cualquier consecuencia desfavorable de la crisis.

Sin embargo el Índice Ceres de Vulnerabilidad Externa (ICVE), enciende una alarma muy preocupante.

Efectivamente, el ICVE, también nos ubica en los primeros lugares a nivel mundial. Aquí se valoran los niveles de fortaleza o debilidad de las economías frente al posible deterioro global como resultado de riesgos potenciales de crisis persistentes.

Los dos principales componentes del ICVE según CERES, son en primer lugar la retracción de ingresos de capitales externos. En caso de que la percepción de riesgo se extendiera, la afluencia de capitales a los países emergentes, se vería disminuida. Por lo que debemos tener en cuenta que la expansión económica de Uruguay la debemos a la afluencia de capitales del exterior. También que la inversión se financia en un 30 % con capital extranjero.

En segundo lugar en vulnerabilidad del País, se presenta en una posible crisis fiscal. Al depreciarse el peso, los costos financieros de la deuda pública revaluada, se verían incrementados y consecuentemente una desaceleración de la recaudación fiscal, por desaceleración en el nivel de actividad.

Por más que el gobierno considere que hay un blindaje suficiente para enfrentar una crisis, debemos tener en cuenta que entre los años 2005 y 2010 la recaudación se incrementó en cuatro mil millones de dólares, pero el gasto público subió en cuatro mil cuatrocientos millones de la misma moneda, o sea que no se incrementó en nada la reserva.

La combinación de estos dos elementos llevaría al País a un deterioro en las cuentas públicas que según Ceres llevaría el déficit fiscal de 1.3 % a 4.5 % del PBI (Producto Bruto Interno).

Debemos reconocer que la liquidez que ostenta hoy el País cubriría sin sobresaltos las obligaciones hasta principios del 2013.

Un punto que también debe tomarse en cuenta es que la crisis que se avecina, quizá no cale muy profundo en nuestras economías, pero será una crisis que se extenderá en el tiempo y que los países más vulnerables serán los que a largo plazo saldrán más perjudicados. 

Este artículo fue publicado en "Compromiso con Todos"

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